lunes, 21 de febrero de 2011

Capitulo 4: El problema de Roger y Sally


Estaba ansioso por escuchar su respuesta por lo que apenas pude dormir, lo único que deseaba aquella noche era despertar y tenerla a mi lado, como en aquel libro que me regaló mi madre por mi décimo cumpleaños y que tanto me recordaba a los dos. Lo cierto es que la primera vez que lo leí no me gusto demasiado, en la historia de Roger y Sally los protagonistas no acababan juntos por lo que decidí arrancar las últimas páginas donde empezaba a tambalear su amor. Siempre me negué a aceptar que una buena historia de amor pudiera tener un final triste, me gustaba creer que el amor podía con todo y por supuesto que el amor que yo sentía por Violeta me ayudaría a salir adelante y ha derrotar las barreras que hiciera falta por encontrar nuestro final feliz. Al día siguiente me puse mi mejor sudadera, una negra que hacia juego con mis nuevas zapatillas de deporte, quería estar guapo para cuando me cruzará con ella. No quise desayunar, los nervios no me dejaron probar bocado, di un beso a mamá y a la pequeña Susan,  mi hermana a la que guardaba gran aprecio y salí corriendo de allí. Aquel soleado día llegue antes de lo normal al instituto. Mientras mis amigos charlaban yo no dejaba de buscarla, miré por todos lados pero ella aún no estaba. Pase las tres primeras horas pensando en lo que la iba a decir cuando la tuviera delante pero cuando llego ese momento no supe decir nada. Era la hora del recreo, una vez más me perdí entre la multitud sin ánimo de avanzar con rapidez, tuve que esperar un buen rato para  poder atravesar el pasillo y cuando ya lo estaba logrando alguien me agarro la mano. Volví el rostro y pude verla, aquel día se había soltado su melena y estaba realmente guapa, incluso podría jurar que llevaba algo de maquillaje. Ambos sonreímos al verlos pero ninguno de los dos supo que decir, asique ella tomó la iniciativa y cerró los ojos muy fuerte animándome al mismo tiempo a que yo también  hiciera lo mismo. No sabría bien como explicar la sensación que sentí al acariciar sus manos, olvide el ruido, desapareció el miedo, la gente, Marcos… todo se había esfumado, solo estábamos los dos juntos, flotando sobre el aire. Cuando volví a abrir los ojos la tenía entre mis brazos, la gente seguía  pasando alrededor nuestro pero para nosotros parecía haberse detenido el tiempo. Intente besarla pero ella paró mis labios para evitar que nos vieran. Cuando todo el mundo había desaparecido del alcance de nuestros ojos fue ella quien me beso a mí. Después nos sentamos en el suelo y empezamos a hablar
-Estás muy guapa-sí, esas volvieron a ser mis primeras palabras
- ¿Siempre empiezas las conversaciones de la misma forma?- Observe que ella también se había dado cuenta
-Solo cuando hablo contigo- intente arreglarlo- ¿empecemos de nuevo? Hoy estas preciosa
-Ella sonrío y después me dijo- Gracias por el libro, es muy interesante, eso sí, espero que no me pidas que te explique el final
-Lo dijo con tal dulzura que me hizo sonrojar- Hay quien dice que lo importante de una historia no es final si no el camino
-Pero sin final no tiene sentido el camino ¿no crees?, anda dime ¿acabaron juntos?-insistió
-Yo creo que si, a pesar de lo que diga el libro Roger y Sally se querían pero tenían un gran problema
- ¿Cuál? ¿Qué su amor era imposible?
- No existen amores imposibles…El problema de Roger y Sally es que ellos creían que sí y eso les hacía dudar de su propio amor por eso eligieron vivir vidas distintas, pero estoy seguro que en algún momento se volvieron a encontrar y se dieron cuenta de que su camino era el mismo
-¿De verdad crees que no existen amores imposibles? No pensarías lo mismo si Marcos se enterará de lo nuestro. Él es un buen chico pero no me comprende, nunca ha sabido entenderme, a veces me pregunto por que soy tan rara, la mayoría de las chicas de mi edad solo piensan en que modelito ponerse al día siguiente
- Eres especial y eso  es lo que me gusta de ti, no lo cambies nunca
-Aún soy una cría… acabarás cansándote de mi. Él año que viene tu te iras fuera, estudiarás en otro lugar, conocerás a gente nueva. Yo seré la única pieza que te ate a tu pasado
- ¿Quién te ha dicho a ti que quiera olvidar mi pasado? Mi pequeña, quiero intentarlo ¿y sabes porque? Por que nadie me había echo volar como tú
Ambos nos miramos embobados y sonreímos hasta que el ruido de la campana nos trajo de vuelta al mundo real.

domingo, 20 de febrero de 2011

Capitulo 3: ¿Quieres volar conmigo?


En más de una ocasión sentí la necesidad de acercarme a él y decirle que me gustaba pero jamás fui capaz de hacerlo, entre nosotros siempre existió una barrera y esa barrera tenía nombre y apellidos: Marcos García del Pino. Sí, mi hermano. Marcos nunca lo dejaba solo, por lo que con el tiempo perdí la esperanza de mantener una buena conversación con él, claro que yo por aquel  entonces no sabía que Pablo sentía  lo mismo que yo y ni si quiera sospechaba que él también se moría de ganas de hablar conmigo. Ambos tuvimos que esperar demasiado para intercambiar más de un  par de palabras,  pero ese día llegó. Era un martes de Enero tras caer el sol, hacía frío en casa asique me desplace hasta él salón para coger un manta y de paso una bolsa de patatas que alguien olvido sobre la encimera de la cocina, iba comiéndolas con desgana cuando llegue a mi habitación y lo vi sentado sobre mi cama, al principio me asuste y las patatas cayeron al suelo, el me miró y rió y después me ayudo a recogerlas. Yo estaba tan nerviosa que no  sabía que decir y creo que a él le pasaba lo mismo, pero tras unos minutos en silencio abrió la boca y comenzó a hablar
-Estás muy guapa-es lo primero que dijo
-Gracias- respondí mientras intentaba ocultar la cara de tonta que se me ponía al verle
- Siento haberte asustado
- No importa, me gusta verte, quiero decir que…- fui consciente de lo que le había dicho e intente arreglarlo pero él me cortó antes de que pudiera explicarme
- Lo sé, a mi también me gusta que te cueles en la habitación de Marcos y  me sonrías
- ¿Y Marcos? ¿Dónde está ahora?
- Cree que ya me he ido, pero antes quería darte algo
- ¿A mi?- Pregunte sorprendida
- Si, es un regalo- dijo muy seguro
- ¿Por qué?
-Por que se que eres diferente y pensé que este libro-me explico mientras lo sacaba de su mochila- te gustaría más que todos esos que tienes sobre la mesa y miras con tanto desprecio
- ¿Qué te hace pensar eso? ¿Qué tiene ese libro de especial?-Me sorprendí al verle tan enterado sobre mis gustos
- Tendrás que leerlo para descubrirlo
-Esta bien, lo leeré, pero primero dime de que va ¿es de amor? Me gustan las aventuras de amor…
-Sí lo es, habla de un chico que esta enamorado de una chica menor que él, ambos saben que su amor es imposible pero no pueden evitarlo
-¿y como acaba?
-Eso no puedo contártelo, aún no he leído el final
- La primera vez que lo vi…-leí en voz alta el titulo del libro- suena bien
-Me tengo que ir-dijo mientras miraba su reloj preocupado-espero tu respuesta
¿Mi respuesta? Me quede pensando cuando él salió corriendo. ¿A que se referiría? La verdad es que no tuve que esperar demasiado para encontrar la respuesta. Nada más abrir el libro, lo vi, en la primera pagina, en esa donde lo autores suelen poner sus dedicatorias, el había escrito algo con bolígrafo  azul. Me apresure a leerlo
¿Quieres volar conmigo?
Al principio no supe comprender a que se refería con eso, pero más tarde cuando mis ojos se perdieron en aquella lectura pude saber de que hablaba. Los protagonistas de aquella historia se parecían mucho a nosotros, Roger y Sally tampoco podían pasar juntos mucho tiempo por lo que a menudo cerraban los ojos e imaginaban que volaban, juntos, de la mano, en un mundo donde no existían los perjuicios, las malas caras, los desprecios, ni los hermanos pesados, en un mundo donde solo los dos podían estar. Después de leer aquello yo también quise cerrar los ojos e imaginarme ese mundo donde tan  solo existíamos Pablo y yo pero no lo conseguí, basto leerme dos paginas más para saber el por que , para volar en ese encantador mundo  los protagonistas necesitaban estar juntos, y yo en ese preciso instante esta sola en aquella habitación. Quise seguir leyendo pero cuando iba por la pagina 84 me di cuenta de que él resto de paginas habían sido arrancadas excepto la última en la que debajo de la última línea donde ponía
Y es que a veces los amores imposibles no son tan imposibles como parecen…
FIN
Él había escrito
¿Quieres darle un final feliz a esta historia? ¿Quieres perderte entre las nubes conmigo?
Espero tú respuesta.

Recuerdo que aquella noche creí sentir sus alas sobre mi cuerpo y aquella extraña sensación de estar flotando en el aire. Solo eran imaginaciones, pero imaginaciones que echaron por tierra todos los pensamientos acumulados durante tantos años. Esa noche mientras cerraba los ojos intente chantajear al sol para que aquel la mañana saliera antes y así tener que esperar menos para gritar a los cuatro vientos, que si, que moría de ganas por volar con él.

sábado, 19 de febrero de 2011

Capitulo 2: La primera vez que la vi...


La primera vez que la vi supe que ella era diferente, su forma de andar, de mirar, el tono de su voz, su rostro angelical, sus gestos… todo lo que hacia era muy distinto a lo que solían hacer el resto de las chicas que yo conocía por aquel entonces. Recuerdo que ese día llevaba un par de libros en la mano a los que no les prestaba demasiada atención, me pareció que no le gustaba demasiado estudiar a los clásicos latinos. Tenía un físico despreocupado y llevaba  el pelo recogido en una coleta llena de huevos. A su lado paso otra chica algo mayor, creo que se llamaba Isabel, ella al contrario que Violeta iba muy bien vestida y maquillada, al observarlas a las dos juntas  me di cuenta de que a Violeta no le importaba lo que pensarán de ella, ella no tenía porque esconderse debajo de una capa de pintura o embutirse en  una falda bonita por que a ella le gustaba mostrarse tal y como era, con sus pantalones vaqueros y su sudadera deportiva  y eso le hacia especial. Aquel día charlaba con mis amigos, estábamos ilusionados por el partido que ganamos un par de días atrás. Recuerdo que Marcos me dijo, por ahí viene la pesada de mi hermana y entonces volví la vista atrás y la vi, quién me iba a decir que esa chica que me había llamado la atención minutos antes podía ser la hermana de mi mejor amigo. Ella me miró y yo también la mire a ella, pero después desvié la mirada por miedo a que Marcos descubriera mis sentimientos, aún así de vez en cuando procuraba girar la cabeza y observarla, ella sonreía y yo me reía después de lo absurdo del momento. Pasé muchos días en su casa, Marcos tenía la manía de encerrarse continuamente en la habitación y yo la esperanza de que ella apareciera y me sonriera una vez más, al fin y al cabo el mayor motivo por el cuál pasaba tanto tiempo entre esas cuatro paredes era ella. A veces convencía a mi madre para que me dejará dormir allí, Marcos y yo veíamos una película todas las noches y yo siempre fingía quedarme dormido, Marcos al no tener con quien hablar se dormía también y yo tenía todo el tiempo del mundo para esperarla a ella por que tarde o temprano siempre aparecía y se sentaba cerca de mi. No podía abrir los ojos por que sabía que si lo hacía ella saldría huyendo, así que no podía mirarla pero sí olerla y olía tan bien… era un mezcla entre vainilla y frutas del bosque. A veces me tocaba el pelo y me costaba mucho no reírme por que la suavidad de sus manos me producía cosquillas, pero de todas formas me encantaba que lo hiciera. Ojalá Violeta hubiese sido más mayor por aquél entonces… de ese modo hubiese sido todo mucho más sencillo… por que aunque no lo parecería ella era menor que yo y por ese motivo sabía que nunca podría estar con ella, la edad era la mayor distancia que existía entre nuestros corazones porque aunque ella no me lo dijera yo sabía que ella también sentía algo por mí. Algo que Marcos jamás permitiría, por ello la única opción que me quedaba para sentirme a su lado era cerrar los ojos y recordarla. Puede que en alguna ocasión nos reuniéramos en nuestros sueños por que más de una vez desperté con al sensación de tenerla a mi lado. Violeta era una gran pensadora, una amante del arte y de las cosas dulces pero sobre todo era una luchadora de las causas perdidas, una soñadora de los amores prohibidos y un corazón que nunca se rendía. A Violeta no le importaba caerse por que tenía la fuerza suficiente para volverse a levantar… ese alma tan noble fue la causa de tantos de mis problemas…pero sobre todo él motivo de mis alegrías, ¿Cómo olvidar ese inmortal carácter si fue ella quien trajo el sentido a mi vida la primera vez que la vi…?

Capitulo 1: La primera vez que lo vi...

La primera vez que lo vi creo recordar que llevaba un jersey negro, lo recuerdo por que  le hacia juego con sus nuevas zapatillas de deporte, de las que tanto alardeaba ante sus compañeros del equipo de futbol. Apenas nos miramos o más bien a penas me miró él por que yo no le quité los ojos de encima…  Él era un chico popular, él mejor futbolista del instituto y además para bien o para mal, el mejor amigo de mi hermano. Solía pasar las tardes en mi casa encerrado en su habitación mientras jugaban a la PlayStation o debatían cuál de las chicas del instituto estaba más buena. A veces los espiaba y aprovechaba la hora de la merienda para entrar y preguntarles si les apetecía tomar algo, entonces mi hermano Marcos haciéndose el durito me pedía que me marchara y yo me excusaba echándole las culpas a mamá. Pablo se reía al ver la situación, creo que le hacía gracia que mi hermano  y yo discutiéramos por esas tonterías o más bien que mi hermano discutiera con tanto entusiasmo cuando yo ni si quiera le prestaba atención, de todas maneras, no me importaba el motivo por él cuál se riera, fuera por lo que fuera me había dedicado una sonrisa. Cuando Marcos se cansaba de gritarme, él se despedía de mi  con un dulce “hasta otra pequeña” nunca supe si me llamaba  así por que no se sabía mi nombre o por que realmente le gustaba. En cualquier caso oír pequeña de su boca sonaba en mis oídos mejor que la quinta sinfonía de Beethoven. A mi me gustaba mucho Pablo, me volvía loca esa sonrisa…pero también me gustaba su forma de mirar, tan profunda y tierna a la vez  y su pelo… moreno como el carbón en el que en más de una ocasión deje que se perdieran mis manos al acariciar su cabeza, claro que él ni se enteraba por que siempre lo hacía cuando él ya se había quedado dormido. Pensándolo bien, que fuera amigo de mi hermano tenía sus ventajas por que a menudo se quedaba a dormir en mi casa, todas las noches en que eso ocurría veían una película de terror a eso de la 00:00 y la mayoría de las veces él sueño los vencía y se quedaban dormidos en el sofá. Entonces es cuando por fin tenía la oportunidad de pasar tiempo a su lado. Me percataba de no hacer ruido y me sentaba en la otra esquina del mismo sofá en el que estaba tumbado, después cerraba los ojos e imaginaba que éramos pareja, el resto de la noche la pasaba observándole. Yo sabía que esa era la única forma de sentirlo cerca, él nunca se hubiera fijado en mí por que yo tenía cinco años menos que él y por aquel entonces a él le gustaban las chicas más mayores. Cuando tenía un mal día y veía su foto sobre el corcho de la habitación de mi hermano me maldecía y le echaba las culpas a mis padres por no haberme concebido antes. Yo siempre fui bastante madura, mi mente daba mil vueltas a la de los chicos de su edad, puede que ellos tuvieran 18 años y yo tan solo 13 pero estoy segura que ellos no se habían planteado tantas veces como yo el sentido de la vida, segura de que ellos nunca pensaron  el por que cuando llueve y hace sol sale arco iris o por que la aves tienes dos patas y no cuatro, las piñas crecen en la palmeras y no en el piñal y por que por la noche sale la luna y no el sol pero sobretodo por que  los sentimientos de una persona son tan frágiles que permiten que nos enamoremos de la persona equivocada, hay tantos por que en la vida que se encontraban tan lejos de sus cabezas. Ellos solo pensaban en que juego era más divertido o en cuál de las chicas de su clase tenían las tetas más gordas y eso cuando no hacían estúpidas apuestas sobre con cuantas chicas se liarían ese fin de semana. Pero Pablo era distinto al resto, incluso distinto a mi hermano. Él era especial… ¿Cómo olvidar la primera vez que lo vi si a penas pude dejar mirarle…?