Estaba ansioso por escuchar su respuesta por lo que apenas pude dormir, lo único que deseaba aquella noche era despertar y tenerla a mi lado, como en aquel libro que me regaló mi madre por mi décimo cumpleaños y que tanto me recordaba a los dos. Lo cierto es que la primera vez que lo leí no me gusto demasiado, en la historia de Roger y Sally los protagonistas no acababan juntos por lo que decidí arrancar las últimas páginas donde empezaba a tambalear su amor. Siempre me negué a aceptar que una buena historia de amor pudiera tener un final triste, me gustaba creer que el amor podía con todo y por supuesto que el amor que yo sentía por Violeta me ayudaría a salir adelante y ha derrotar las barreras que hiciera falta por encontrar nuestro final feliz. Al día siguiente me puse mi mejor sudadera, una negra que hacia juego con mis nuevas zapatillas de deporte, quería estar guapo para cuando me cruzará con ella. No quise desayunar, los nervios no me dejaron probar bocado, di un beso a mamá y a la pequeña Susan, mi hermana a la que guardaba gran aprecio y salí corriendo de allí. Aquel soleado día llegue antes de lo normal al instituto. Mientras mis amigos charlaban yo no dejaba de buscarla, miré por todos lados pero ella aún no estaba. Pase las tres primeras horas pensando en lo que la iba a decir cuando la tuviera delante pero cuando llego ese momento no supe decir nada. Era la hora del recreo, una vez más me perdí entre la multitud sin ánimo de avanzar con rapidez, tuve que esperar un buen rato para poder atravesar el pasillo y cuando ya lo estaba logrando alguien me agarro la mano. Volví el rostro y pude verla, aquel día se había soltado su melena y estaba realmente guapa, incluso podría jurar que llevaba algo de maquillaje. Ambos sonreímos al verlos pero ninguno de los dos supo que decir, asique ella tomó la iniciativa y cerró los ojos muy fuerte animándome al mismo tiempo a que yo también hiciera lo mismo. No sabría bien como explicar la sensación que sentí al acariciar sus manos, olvide el ruido, desapareció el miedo, la gente, Marcos… todo se había esfumado, solo estábamos los dos juntos, flotando sobre el aire. Cuando volví a abrir los ojos la tenía entre mis brazos, la gente seguía pasando alrededor nuestro pero para nosotros parecía haberse detenido el tiempo. Intente besarla pero ella paró mis labios para evitar que nos vieran. Cuando todo el mundo había desaparecido del alcance de nuestros ojos fue ella quien me beso a mí. Después nos sentamos en el suelo y empezamos a hablar
-Estás muy guapa-sí, esas volvieron a ser mis primeras palabras
- ¿Siempre empiezas las conversaciones de la misma forma?- Observe que ella también se había dado cuenta
-Solo cuando hablo contigo- intente arreglarlo- ¿empecemos de nuevo? Hoy estas preciosa
-Ella sonrío y después me dijo- Gracias por el libro, es muy interesante, eso sí, espero que no me pidas que te explique el final
-Lo dijo con tal dulzura que me hizo sonrojar- Hay quien dice que lo importante de una historia no es final si no el camino
-Pero sin final no tiene sentido el camino ¿no crees?, anda dime ¿acabaron juntos?-insistió
-Yo creo que si, a pesar de lo que diga el libro Roger y Sally se querían pero tenían un gran problema
- ¿Cuál? ¿Qué su amor era imposible?
- No existen amores imposibles…El problema de Roger y Sally es que ellos creían que sí y eso les hacía dudar de su propio amor por eso eligieron vivir vidas distintas, pero estoy seguro que en algún momento se volvieron a encontrar y se dieron cuenta de que su camino era el mismo
-¿De verdad crees que no existen amores imposibles? No pensarías lo mismo si Marcos se enterará de lo nuestro. Él es un buen chico pero no me comprende, nunca ha sabido entenderme, a veces me pregunto por que soy tan rara, la mayoría de las chicas de mi edad solo piensan en que modelito ponerse al día siguiente
- Eres especial y eso es lo que me gusta de ti, no lo cambies nunca
-Aún soy una cría… acabarás cansándote de mi. Él año que viene tu te iras fuera, estudiarás en otro lugar, conocerás a gente nueva. Yo seré la única pieza que te ate a tu pasado
- ¿Quién te ha dicho a ti que quiera olvidar mi pasado? Mi pequeña, quiero intentarlo ¿y sabes porque? Por que nadie me había echo volar como tú
Ambos nos miramos embobados y sonreímos hasta que el ruido de la campana nos trajo de vuelta al mundo real.