sábado, 19 de febrero de 2011

Capitulo 2: La primera vez que la vi...


La primera vez que la vi supe que ella era diferente, su forma de andar, de mirar, el tono de su voz, su rostro angelical, sus gestos… todo lo que hacia era muy distinto a lo que solían hacer el resto de las chicas que yo conocía por aquel entonces. Recuerdo que ese día llevaba un par de libros en la mano a los que no les prestaba demasiada atención, me pareció que no le gustaba demasiado estudiar a los clásicos latinos. Tenía un físico despreocupado y llevaba  el pelo recogido en una coleta llena de huevos. A su lado paso otra chica algo mayor, creo que se llamaba Isabel, ella al contrario que Violeta iba muy bien vestida y maquillada, al observarlas a las dos juntas  me di cuenta de que a Violeta no le importaba lo que pensarán de ella, ella no tenía porque esconderse debajo de una capa de pintura o embutirse en  una falda bonita por que a ella le gustaba mostrarse tal y como era, con sus pantalones vaqueros y su sudadera deportiva  y eso le hacia especial. Aquel día charlaba con mis amigos, estábamos ilusionados por el partido que ganamos un par de días atrás. Recuerdo que Marcos me dijo, por ahí viene la pesada de mi hermana y entonces volví la vista atrás y la vi, quién me iba a decir que esa chica que me había llamado la atención minutos antes podía ser la hermana de mi mejor amigo. Ella me miró y yo también la mire a ella, pero después desvié la mirada por miedo a que Marcos descubriera mis sentimientos, aún así de vez en cuando procuraba girar la cabeza y observarla, ella sonreía y yo me reía después de lo absurdo del momento. Pasé muchos días en su casa, Marcos tenía la manía de encerrarse continuamente en la habitación y yo la esperanza de que ella apareciera y me sonriera una vez más, al fin y al cabo el mayor motivo por el cuál pasaba tanto tiempo entre esas cuatro paredes era ella. A veces convencía a mi madre para que me dejará dormir allí, Marcos y yo veíamos una película todas las noches y yo siempre fingía quedarme dormido, Marcos al no tener con quien hablar se dormía también y yo tenía todo el tiempo del mundo para esperarla a ella por que tarde o temprano siempre aparecía y se sentaba cerca de mi. No podía abrir los ojos por que sabía que si lo hacía ella saldría huyendo, así que no podía mirarla pero sí olerla y olía tan bien… era un mezcla entre vainilla y frutas del bosque. A veces me tocaba el pelo y me costaba mucho no reírme por que la suavidad de sus manos me producía cosquillas, pero de todas formas me encantaba que lo hiciera. Ojalá Violeta hubiese sido más mayor por aquél entonces… de ese modo hubiese sido todo mucho más sencillo… por que aunque no lo parecería ella era menor que yo y por ese motivo sabía que nunca podría estar con ella, la edad era la mayor distancia que existía entre nuestros corazones porque aunque ella no me lo dijera yo sabía que ella también sentía algo por mí. Algo que Marcos jamás permitiría, por ello la única opción que me quedaba para sentirme a su lado era cerrar los ojos y recordarla. Puede que en alguna ocasión nos reuniéramos en nuestros sueños por que más de una vez desperté con al sensación de tenerla a mi lado. Violeta era una gran pensadora, una amante del arte y de las cosas dulces pero sobre todo era una luchadora de las causas perdidas, una soñadora de los amores prohibidos y un corazón que nunca se rendía. A Violeta no le importaba caerse por que tenía la fuerza suficiente para volverse a levantar… ese alma tan noble fue la causa de tantos de mis problemas…pero sobre todo él motivo de mis alegrías, ¿Cómo olvidar ese inmortal carácter si fue ella quien trajo el sentido a mi vida la primera vez que la vi…?

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