En más de una ocasión sentí la necesidad de acercarme a él y decirle que me gustaba pero jamás fui capaz de hacerlo, entre nosotros siempre existió una barrera y esa barrera tenía nombre y apellidos: Marcos García del Pino. Sí, mi hermano. Marcos nunca lo dejaba solo, por lo que con el tiempo perdí la esperanza de mantener una buena conversación con él, claro que yo por aquel entonces no sabía que Pablo sentía lo mismo que yo y ni si quiera sospechaba que él también se moría de ganas de hablar conmigo. Ambos tuvimos que esperar demasiado para intercambiar más de un par de palabras, pero ese día llegó. Era un martes de Enero tras caer el sol, hacía frío en casa asique me desplace hasta él salón para coger un manta y de paso una bolsa de patatas que alguien olvido sobre la encimera de la cocina, iba comiéndolas con desgana cuando llegue a mi habitación y lo vi sentado sobre mi cama, al principio me asuste y las patatas cayeron al suelo, el me miró y rió y después me ayudo a recogerlas. Yo estaba tan nerviosa que no sabía que decir y creo que a él le pasaba lo mismo, pero tras unos minutos en silencio abrió la boca y comenzó a hablar
-Estás muy guapa-es lo primero que dijo
-Gracias- respondí mientras intentaba ocultar la cara de tonta que se me ponía al verle
- Siento haberte asustado
- No importa, me gusta verte, quiero decir que…- fui consciente de lo que le había dicho e intente arreglarlo pero él me cortó antes de que pudiera explicarme
- Lo sé, a mi también me gusta que te cueles en la habitación de Marcos y me sonrías
- ¿Y Marcos? ¿Dónde está ahora?
- Cree que ya me he ido, pero antes quería darte algo
- ¿A mi?- Pregunte sorprendida
- Si, es un regalo- dijo muy seguro
- ¿Por qué?
-Por que se que eres diferente y pensé que este libro-me explico mientras lo sacaba de su mochila- te gustaría más que todos esos que tienes sobre la mesa y miras con tanto desprecio
- ¿Qué te hace pensar eso? ¿Qué tiene ese libro de especial?-Me sorprendí al verle tan enterado sobre mis gustos
- Tendrás que leerlo para descubrirlo
-Esta bien, lo leeré, pero primero dime de que va ¿es de amor? Me gustan las aventuras de amor…
-Sí lo es, habla de un chico que esta enamorado de una chica menor que él, ambos saben que su amor es imposible pero no pueden evitarlo
-¿y como acaba?
-Eso no puedo contártelo, aún no he leído el final
- La primera vez que lo vi…-leí en voz alta el titulo del libro- suena bien
-Me tengo que ir-dijo mientras miraba su reloj preocupado-espero tu respuesta
¿Mi respuesta? Me quede pensando cuando él salió corriendo. ¿A que se referiría? La verdad es que no tuve que esperar demasiado para encontrar la respuesta. Nada más abrir el libro, lo vi, en la primera pagina, en esa donde lo autores suelen poner sus dedicatorias, el había escrito algo con bolígrafo azul. Me apresure a leerlo
¿Quieres volar conmigo?
Al principio no supe comprender a que se refería con eso, pero más tarde cuando mis ojos se perdieron en aquella lectura pude saber de que hablaba. Los protagonistas de aquella historia se parecían mucho a nosotros, Roger y Sally tampoco podían pasar juntos mucho tiempo por lo que a menudo cerraban los ojos e imaginaban que volaban, juntos, de la mano, en un mundo donde no existían los perjuicios, las malas caras, los desprecios, ni los hermanos pesados, en un mundo donde solo los dos podían estar. Después de leer aquello yo también quise cerrar los ojos e imaginarme ese mundo donde tan solo existíamos Pablo y yo pero no lo conseguí, basto leerme dos paginas más para saber el por que , para volar en ese encantador mundo los protagonistas necesitaban estar juntos, y yo en ese preciso instante esta sola en aquella habitación. Quise seguir leyendo pero cuando iba por la pagina 84 me di cuenta de que él resto de paginas habían sido arrancadas excepto la última en la que debajo de la última línea donde ponía
Y es que a veces los amores imposibles no son tan imposibles como parecen…
FIN
Él había escrito
¿Quieres darle un final feliz a esta historia? ¿Quieres perderte entre las nubes conmigo?
Espero tú respuesta.
Recuerdo que aquella noche creí sentir sus alas sobre mi cuerpo y aquella extraña sensación de estar flotando en el aire. Solo eran imaginaciones, pero imaginaciones que echaron por tierra todos los pensamientos acumulados durante tantos años. Esa noche mientras cerraba los ojos intente chantajear al sol para que aquel la mañana saliera antes y así tener que esperar menos para gritar a los cuatro vientos, que si, que moría de ganas por volar con él.
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